As Garzas en Malpica y Casa Marcelo en Santiago, entre los once nueve Soles

La ceremonia de entrega de los nuevos Soles Guía Repsol 2021 en San Sebastián ha sido la mejor manera de apoyar al sector de la restauración tras su año más difícil.  Con todas las medidas de seguridad, con aforo restringido, pero con todo el entusiasmo y la confianza en la valentía y resistencia de los mejores profesionales de España, Guía Repsol ha organizado este lunes una brillante gala en el Teatro Victoria Eugenia de la capital guipuzcoana para entregar sus Soles, que cada año premian a los mejores restaurantes de España.

El listado de Soles de la Guía Repsol 2021 incluye un total de 618 establecimientos, con 82 nuevas incorporaciones que respaldan las progresiones más estimulantes y las aperturas y renovaciones en las circunstancias más adversas, las de una pandemia que ha mantenido los comedores cerrados durante buena parte del año.

Los primeros espadas de la gastronomía española poseedores de los Tres Soles han querido estar en San Sebastián para entregar personalmente los nuevos reconocimientos a sus compañeros. En lo más alto del podio, tres nuevas incorporaciones a esa élite de los Tres Soles: el Alkimia de Jordi Vilà en Barcelona, el clásico Elkano que en la estela familiar dirige en Getaria Aitor Arregi, y Miramar, el santuario ampurdanés de Paco Pérez. Tres casos de rigor e innovación ahondando en las raíces y el territorio.

Entre los once nuevos soles, con Saddle a la cabeza desde el venerable local del desaparecido Jockey de Madrid, están Kappo, también en la capital, Aürt e Hisop en Barcelona, As Garzas en Malpica y Casa Marcelo en Santiago, Kiro Sushi en Logroño, Cal Paradís en Castellón, Saiti en Valencia, Casa Pepa en Ondara, Alicante, y Es Tragón en Ibiza.

Además, este año Guía Repsol estrena una nueva categoría creada en colaboración con Alimentos de España, el Sol Sostenible. Se trata de reconocer aquellos proyectos gastronómicos que llevan el equilibrio en su ADN, apostando por el producto de proximidad, el respeto al entorno y la conciencia ecológica. En esta primera ocasión no podía recaer en otro que en Eneko Atxa y su modélico Azurmendi. Desde la arquitectura bioclimática del restaurante integrado en la ladera del viñedo –«no quería invadir, yo quería convivir con el propio entorno»– hasta la visión de un proyecto culinario arraigado y basado en la producción local, pasando por la gestión de residuos, la eficiencia energética o los suministros.

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