
En una mesita colocada a la entrada del establecimiento, junto a las instrucciones de seguridad y un dispensador de gel desinfectante, los clientes tienen a su disposición una botella de licor café y varios vasos de chupitos.
"Decía mi abuela que hay que reír, que para llorar sobra el tiempoel", comenta Camilo Álvarez González, propietario de la panadería: "Así que decidí darle algo de alegría a esta situación y animar a la gente con un chupito", señala, según publica Faro de Vigo.