
Rasgos únicos e irrepetibles definen la personalidad de este amontillado muy viejo que muestra la capacidad de la palomino fino para envejecer con elegancia y nobleza. Procede de solo una de las seis botas que permanecen, desde hace 53 años, en La Constancia Solera Museo de González Byass aguardando su momento para deslumbrar al mundo.
El resultado es Tío Pepe Cuatro Palmas, vino limpio y brillante de color caoba intenso con reflejos ambarinos. Es complejo, profundo y desprende aromas a mueble antiguo, cedro, lacas y barnices. En boca se muestra contundente, muy seco, directo y salvaje para acabar en un final definido por el perfecto equilibrio entre acidez y vejez.