Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) concluyen que Galicia cerró definitivamente 2017 con cerca de 5,1 millones de turistas. Por primera vez en su historia, superó los 5 millones de viajeros alojados en sus establecimientos turísticos, donde realizaron más de 10,6 millones de noches, también un récord.
Ambos parámetros crecieron un 3,2% y un 5,7% con respecto al año 2016 y consolidan así la tendencia favorable de los últimos cinco años en nuestra Comunidad. Esta evolución vino acompañada de la mejora en el resto de variables, como la estadía media, que subió un 2,3%, la ocupación, que en el caso de los hoteles se elevó en más de un 4%, y la rentabilidad del sector.
Las cifras mejoran tanto entre los viajeros nacionales como en los internacionales. La llegada de turistas españoles se incrementó un 4,8% y aun más intensa fue a la de los extranjeros, que crecieron un 8,6%, confirmando las previsiones del Gobierno gallego y del propio sector privado. El turismo internacional marca así máximos históricos de volumen y también en su peso sobre lo conjunto de la demanda, pues consigue ya el 28,7% por un 71,3% de españoles. Esto consolida el progresivo cambio que está experimentando el mercado turístico gallego en los últimos años.
Hace falta destacar también la evolución positiva de tipologías de alojamiento como los hoteles y los apartamentos turísticos, con un crecimiento del 10%, o el turismo rural, con un alza del 5%.
El crecimiento del número de viajeros en 2018 se dio como consecuencia del incremento de turistas durante todo el año, especialmente fuera de la temporada estival. Épocas como el otoño fueron especialmente satisfactorias. De hecho, Galicia fue, con Aragón, la autonomía con una mayor subida en el último cuatrimestre del pasado ejercicio, cuando sus pernoctaciones hoteleros subieron un 7,8%, un dato muy superior al 1,4% de promedio registrado en el conjunto del Estado.
En 2018 el objetivo es ahondar en este modelo, que tiene como principales pilares la sostenibilidad y la excelencia, diversificando los flujos, preservando el patrimonio natural y cultural y ampliando los circuitos turísticos con nuevos productos y experiencias, tanto en la costa como en el interior, para que más gallegos puedan experimentar los beneficios socioeconómicos y culturales derivados de esta actividad.