Un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard está trabajando en el desarrollo de un sensor o detector de bolsillo de alérgenos alimentarios. El prototipo es capaz de detectar cinco alérgenos diferentes en menos de 10 minutos y en concentraciones muy reducidas, por debajo de los límites marcados por las agencias reguladoras. Es un sensor cuyo coste será previsiblemente reducido y se podrá actualizar para ampliar la lista de alérgenos a detectar.

El sensor está formado por un dispositivo desechable para la extracción de los alérgenos presentes en los alimentos, un lector electrónico tan pequeño como un llavero que se encarga de realizar el análisis y envío de los datos, y una aplicación móvil que muestra los resultados señalando la posible presencia y cantidad de alérgenos de la muestra. El prototipo de sensor tarda menos de 10 minutos en realizar todo el proceso y mostrar los resultados, con un nivel de detección tan preciso que identifica los alérgenos en cantidades inferiores a los límites marcados por las agencias reguladoras de salud y seguridad alimentaria.