Las marcas blancas tocan techo

La crisis económica ha sido el gran aliado de las marcas blancas en España, ya que su cuota de mercado ha escalado, entre 2009 y 2013, un 10 % hasta llegar al 41 %. Esta cifra ha colocado a España en la segunda posición del ranquin mundial de países con una cuota de mercado de marcas de distribuidor más alta, solo superada por Suiza (46 %). A pesar de esto, los expertos en la materia dudan de que el ascenso continúe, y cada vez son más las personas que coinciden en afirmar que las marcas blancas han tocado techo y que ya no pueden crecer más.

En el simposio Research on National Brand & Private Label Marketing, que tiene como patrocinadores la Fundación Ramón Areces, la editorial Springer, la Universitat Oberta de Catalunya, la Asociación Española de Codificación Comercial (AECOC) e IRI, se ha hablado de esta nueva tendencia. El simposio, que se celebra hoy y mañana en la sede de la UOC de Barcelona, reúne a profesionales reconocidos a escala nacional e internacional de instituciones como la Universidad Metodista Meridional (Texas, Estados Unidos), la Universidad de Australia Meridional (Adelaida, Australia), la Universidad de Ariel (Ariel, Israel) o la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá, Colombia).

«El caso de España es paradigmático, ya que el incremento ha sido espectacular, en parte gracias al fenómeno Mercadona, que ha desempeñado un papel fundamental en impulsar las marcas blancas. Otros países, como Alemania, con marcas tan consolidadas como Lidl o Aldi, apenas llegan al 34 % de cuota de mercado», sentencia Juan Carlos Gázquez-Abad, copresidente (co-chair) del simposio.

No obstante, son distintos los expertos que coinciden en que las marcas de distribuidor han llegado a un punto que ya no pueden absorber más cuota de mercado. Y no solo esto: estas han experimentado cierto retroceso, mientras que la marca de fabricante ha vuelto a crecer después de unos años de descenso. Este cambio se ha producido no solo por la recuperación económica que se empieza a vislumbrar, sino también por otros aspectos, como las diferencias de precio cada vez menores entre las marcas de distribuidor y las de fabricante, el aumento de promociones por parte de estas últimas y, por último, la dificultad de mantener el nivel de crecimiento que la marca de distribuidor había alcanzado.