Aguardientes y Licores de Galicia se doctora

El Consejo Regulador de Aguardientes y Licores de Galicia colaboró en la elaboración de la tesis doctoral recientemente presentada por Raquel Rodríguez Solana en la Universidad de Vigo. Bajo el título Estudio del proceso de elaboración de bebidas con aguardiente de orujo: desde las materias primas empleadas hasta el producto final, esta investigación, tutelada por Sandra Cortés Diéguez, “ha permitido establecer importantes conclusiones relativas a las características analíticas y sensoriales de aguardientes envejecidos y de aguardientes y licores de hierbas”.

La investigación llevada a cabo por Raquel Rodríguez Solana ha permitido “definir las condiciones óptimas de maceración en el caso de las plantas y de envejecimiento en el caso de los aguardientes en barrica”. A través de la caracterización de las distintas plantas se han podido “identificar aquellos compuestos positivos que pasan al aguardiente durante el proceso de maceración y que son los responsables de las propiedades saludables de los licores y aguardientes de hierbas”. Habida cuenta de estos datos, para elaborar un buen producto se deben emplear “materias primas de calidad: un aguardiente base resultado de una buena conservación de la materia prima y una adecuada destilación con una correcta separación de las distintas fracciones del destilado y unas plantas aromáticas y medicinales con garantías sobre su origen y procesado”.

Estas condiciones de calidad no se dan en los mal llamados aguardientes y licores caseros, uno de los principales caballos de batalla del Consejo Regulador de Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia. Sobre su uso y comercialización, Sandra Cortés augura que “su futuro es a desaparecer. La mayoría de los licores y aguardientes que se venden como caseros ni siquiera responden a ese calificativo. Un aguardiente o licor sin etiqueta puede proceder de destilados de baja calidad e incluso con algún compuesto tóxico, no apreciable sensorialmente, pero con importantes riesgos para la salud”, afirma.


En este sentido, “el etiquetado del producto ofrece garantía al consumidor sobre su origen y trazabilidad del proceso de elaboración, todo ello sin riesgos para la salud”. Por ello, “los chupitos que se ofrecen en hostelería deben de proceder de botellas perfectamente identificadas para asegurar la procedencia y salubridad de lo que vamos a consumir”, concluye Cortés.