Los sabores latinoamericanos

Latinoamérica es la nueva meca culinaria. El mundo de la cocina vuelve la vista hacia la región como nunca antes lo había hecho. México y Perú marcan las dos referencias del momento. El cebiche, los moles, los pozoles y los tiraditos se adueñan de las cartas altas y medias; arepas, sanguches, tacos y tamales son parte de la normalidad de la cocina rápida y las propuestas callejeras; la quinoa, la yuca, el aguacate, los chiles, el camu cau, la fruta de la pasión, el cacao y los ajíes marcan el ritmo de los sabores en parte de la gastronomía occidental. Las cocinas latinas han dado la vuelta al concepto del efecto llamada: es occidente quien las reclama. Latinoamérica sabe diferente.

Así lo recoge Ignacio Medina en un artículo publicado en El País y titulado "Latinoamérica sabe diferente" en el que además subraya que Andoni Luis Adúriz (de Mugaritz, en Rentería) y Enrique Olvera (de Pujol, en México DF) trabajan en el desarrollo de un nuevo concepto que se proponen inaugurar en algún lugar de Cuba. El primero, considerado uno de los cocineros más influyentes del momento, acaba de anunciar la puesta en marcha en San Sebastián de un restaurante volcado en los sabores latinos. Se plantea como una experiencia piloto destinada a extenderse a los mercados emergentes de América Latina. Otro chef de referencia, Albert Adrià, se adelantó con la apertura en Barcelona de Nikkei —fusión de cocina peruana y japonesa—, y los mexicanos Niño Viejo y Hoja Santa. El madrileño Paco Roncero dirige Versión Original en Bogotá, Ramón Freixa hace lo propio en Sal (Ciudad de Panamá) y Erre (Cartagena de Indias), mientras Sergi Arola marca el ritmo de Arola (Santiago de Chile) y Arola Vintetrés (São Paulo). Otros cocineros europeos saltan el Atlántico buscando la que bien puede ser su primera o su penúltima oportunidad.