
Con una crianza de 22 meses en barrica nueva de roble francés, según indican desde bodega, nos encontramos un vino elegante, de capa oscura, brillante y matices profundos. Aromático, frutas negras de bosque, toques especiados, complejo. Boca sabrosa, armónico, taninos maduros. Largo paso de boca con sensaciones placenteras.
Elaborado con tempranillo y un 15% de graciano, intuimos que armonizaría perfectamente con pescados azules como el atún con salsa de tomate un poco picante, una tabla de buenos ibéricos, carnes estofadas o a la parrilla, con caza de pluma y pelo y con quesos curados y contundentes.