Magma de Cabreiroá se viste de largo

El agua Magma de Cabreiroá ya es una realidad. Ayer tuvimos la ocasión de de degustarla con un fantástico menú servido en el Restaurante Pepe Vieira Camiño da Serpe (arroz cremosos de setas, merluza de Celeiro con espuma de patata y patata de cocido). Se trata de un agua diferentes, que da la talla en la mesa, un agua que según reza en los slogans promocionales “nunca ha visto la luz” y de ahí su presentación en un envase opaco de aluminio para preservarla de los rayos solares.

Según las pertinentes explicaciones de los responsables de comunicación y marketing de Hijos de Rivera, S.A., el acuífero de Cabreiroá se alimenta de la lluvia que cae en uno de los entornos mejor conservados de Galicia. Las gotas de lluvia, al tocar el suelo inician un proceso que dura más de 200 años. Primero descienden por las grietas del macizo granítico filtrándose por las sucesivas capas hasta los 3.000 metros de profundidad, donde alcanza los 100 grados de temperatura y se mezcla con el gas carbónico que escapa del magma terrestre por la falla de Regua Verín.

Es entonces cuando el agua adquiere sus finas burbujas de gas carbónico natural y enormes presiones que la empujan nuevamente a la superficie. En este segundo filtrado que se produce en el ascenso, el agua Magma se extrae a 150 metros de profundidad.

Este es, a grandes rasgos el proceso de un agua diferente, a medio camino entre un agua sin gas y un agua con gas, un agua de aguja, ligeramente salina, con tonos minerales, sugerente, elegante, y que está orientada hacia la comercialización en la restauración y tiendas especializadas.