Elicio Magallanes, uno de los profesionales de referencia en el panorama de la restauración típica gallega, pondrá este sábado fin a 57 años de trabajo ininterrumpido en la hostelería. El restaurante Anduriña, el más emblemático del puerto de A Guarda, echa el cierre después de 37 años como escaparate de la despensa de temporada, especialmente de la marinera. Su terraza frente al espigón portuario forma parte del paisaje de la "villa de la langosta" y ha sido pasarela y punto de encuentro de los gallegos y turistas buscadores de cocina de producto.
Magallanes, que cumplió los 71 años, busca ahora el descanso. Empezó a trabajar a los 14, en el bar Venera, junto a la sevillana Puerta Sabio. Allí empezó a formarse, y a punto estuvo de acabar de telegrafista, ya en Madrid. Pero sus códigos iban por los derroteros del servicio de sala y así se plasmaron sus dotes en el Heidelberg, con los hermanos Mariño -exponentes de la mejor cocina en Madrid- y después en el, entonces, abanderado de la culinaria autóctona: el Hogar Gallego, una auténtica escuela de profesionales de sala -allí "se hizo" también Pepe Limeres y tantos otros- bajo la dirección de Evaristo Varela, maestro de maestros.
En 1971 quiso que su prole naciera en Galicia, y con su mujer, May, emprendieron el proyecto del Anduriña, marisquería selecta y cocina de pescado sincera, trato cercano y siempre comprometido con la mejor despensa y las costumbres del país, y la inquietud profesional. Estuvo entre los fundadores de la Asociación de Restaurantes Gallegos "Lareira", y fue el artífice de que la razón social de esa entidad se traslardara de Madrid a Galicia, momento en que la presidía, y desde la que desarrolló una reconocida labor.
Su otra iniciativa empresarial, el hotel Eli-mar, sigue la trayectoria con su hijo Martín al frente.
Magallanes, que cumplió los 71 años, busca ahora el descanso. Empezó a trabajar a los 14, en el bar Venera, junto a la sevillana Puerta Sabio. Allí empezó a formarse, y a punto estuvo de acabar de telegrafista, ya en Madrid. Pero sus códigos iban por los derroteros del servicio de sala y así se plasmaron sus dotes en el Heidelberg, con los hermanos Mariño -exponentes de la mejor cocina en Madrid- y después en el, entonces, abanderado de la culinaria autóctona: el Hogar Gallego, una auténtica escuela de profesionales de sala -allí "se hizo" también Pepe Limeres y tantos otros- bajo la dirección de Evaristo Varela, maestro de maestros.
En 1971 quiso que su prole naciera en Galicia, y con su mujer, May, emprendieron el proyecto del Anduriña, marisquería selecta y cocina de pescado sincera, trato cercano y siempre comprometido con la mejor despensa y las costumbres del país, y la inquietud profesional. Estuvo entre los fundadores de la Asociación de Restaurantes Gallegos "Lareira", y fue el artífice de que la razón social de esa entidad se traslardara de Madrid a Galicia, momento en que la presidía, y desde la que desarrolló una reconocida labor.
Su otra iniciativa empresarial, el hotel Eli-mar, sigue la trayectoria con su hijo Martín al frente.