La Federación Ecoloxista Galega ha advertido de que la instalación de una granja acuícola de 357.000 metros cuadrados en el Cabo Touriñán supondría un impacto ambiental “desproporcionado y atroz”. Según los ecologistas, el propio estudio de impacto ambiental realizado por Pescanova en 2005 reconocía una afección crítica sobre los bancos marisqueros, fundamentalmente de percebes, y sobre el paisaje.
Según el colectivo, “literalmente” se hablaba de una progresiva desaparición de crustáceos y moluscos.
Según el colectivo, “literalmente” se hablaba de una progresiva desaparición de crustáceos y moluscos.